El orgullo de los cincuenta años
Quienes han conducido la Facultad en sus 50 años de historia han
debido enfrentar diferentes desafíos para honrar la misión y la visión
de la UTN. En todos estos años, la Facultad Regional Resistencia ha
cumplido con el rol que le compete ante la sociedad, no sólo gracias a
la visión de quienes la dirigían sino, y fundamentalmente, porque la
comunidad tecnológica ha permanecido fiel a los ideales de sus
fundadores y a lo que la sociedad le demandaba. Así ha sido, y así
debe ser en el futuro.
Los grandes problemas que enfrenta la humanidad, como la
sobrepoblación, la distribución de recursos escasos, los cambios en
las formas de consumir, el desarrollo sostenible y los nuevos modelos
de producción, requieren de un nuevo compromiso de la sociedad en
general, y de las Universidades en particular, para aportar a la
solución de los mismos.
Las profesiones relacionadas con el desarrollo y/o gestión de
tecnologías tienen el potencial de convertir conocimiento en progreso
social y de contribuir a la prosperidad y al desarrollo sostenible;
para que ese desarrollo sea llevado a cabo por profesionales
competentes, emprendedores, preparados para formarse durante toda la
vida y – fundamentalmente- comprometidos con el futuro, las
Universidades deben asumir ciertos desafíos, entre los cuales creo
importante destacar:
- La necesidad de establecer lazos de cooperación con
Instituciones nacionales y del exterior - en el marco de la
regionalización e internacionalización de la Educación Superior -
como mecanismo para fomentar el trabajo colaborativo y en redes
que permita que el conocimiento generado sea compartido y que
favorezca el desarrollo sostenido y sustentable de las regiones a
que pertenecen las instituciones intervinientes.
- En referencia a la investigación y transferencia, es
necesario el trabajo conjunto, no sólo dentro del sistema
científico (Universidades, Institutos, Centros), sino también con
el Estado y el sector empresarial, a efectos de crear bases
sólidas para la ciencia y la tecnología pertinentes, en el plano
local y regional.
- En lo atinente al proceso formativo, existe coincidencia
en la necesidad de garantizar el acceso a una formación superior
que propenda a entregar a la sociedad profesionales emprendedores
e innovadores.
- Quienes nos dedicamos a la docencia, principalmente en los
primeros años, sabemos que el sólo acceso no alcanza. Es necesario
asegurar el éxito de quienes acceden sin resignar la calidad en la
formación ofrecida. Es una realidad que en la Argentina el estado
nacional ha invertido- e invierte fuertemente - en programas de
apoyo a los estudiantes universitarios de carreras consideradas
prioritarias.
- Evidentemente son necesarias estrategias remediales, como lo
son las tutorías, los seminarios de apoyo al ingresante, el
dictado intensivo de asignaturas, la modificación de las
estrategias de enseñanza, entre las más destacadas. Pero es
necesario avanzar en el diseño de estrategias integrales conjuntas
entre las Universidades y los sistemas de educación media y
primaria, garantizando que quienes ingresen al nivel superior
posean las competencias básicas requeridas para la continuidad de
los estudios.
- La formación de profesionales emprendedores e
innovadores sólo será posible si se articulan adecuadamente los
tres ejes del sistema universitario: la docencia, la investigación
y la extensión. No es suficiente un Plan de estudios para formar
un profesional con todas las competencias requeridas, es necesario
acompañarlo con oportunidades de trabajo interdisciplinario a
través de proyectos de investigación o transferencia, desarrollo
de proyectos de fin de carrera aplicados a escenarios reales,
vinculación con incubadoras de empresas y/ o Unidades de
Vinculación Tecnológica - que son las encargadas de promover el
emprendedorismo - organización de Jornadas vinculadas con la
profesión, espacios para debatir sobre las necesidades de la
sociedad que los recibe y de la profesión que eligieron.
- Finalmente, aunque de igual importancia, la educación
superior debe hacer honor a la responsabilidad social que le
compete, formando profesionales con competencias sólidas para el
mundo de hoy y para el futuro, contribuyendo además, a la
formación de ciudadanos dotados de principios éticos,
comprometidos con la construcción de la paz, la defensa de los
derechos humanos y los valores de la democracia
Es decir que la Universidad no sólo debe generar espacios para
reflexionar sobre estas y otras cuestiones, sino que debe asumir el
desafío de trabajar en redes, con un criterio participativo y
solidario entre las Instituciones de Educación Superior, sumando al
Estado nacional, a las provincias y municipios, así como a las demás
Instituciones, públicas y privadas, para aportar, cada uno desde su
especificidad, al desarrollo de políticas públicas tendientes al
progreso y prosperidad tanto local y regional, cuanto nacional.
Una Universidad que no planifica, no emprende, no innova, cuya
comunidad no es capaz de resolver problemas mediante el debate de
ideas, ni de aprender a combinar sus diferencias en aras de un
proyecto común, no podrá formar profesionales emprendedores e
innovadores que aporten a la construcción de una sociedad que hoy, más
que nunca, reclama de sus líderes la gestión participativa y la paz
como valores fundamentales.