Mg. Ing. Liliana Cuenca Pletsch

Decana

El orgullo de los cincuenta años

Quienes han conducido la Facultad en sus 50 años de historia han debido enfrentar diferentes desafíos para honrar la misión y la visión de la UTN. En todos estos años, la Facultad Regional Resistencia ha cumplido con el rol que le compete ante la sociedad, no sólo gracias a la visión de quienes la dirigían sino, y fundamentalmente, porque la comunidad tecnológica ha permanecido fiel a los ideales de sus fundadores y a lo que la sociedad le demandaba. Así ha sido, y así debe ser en el futuro.

Los grandes problemas que enfrenta la humanidad, como la sobrepoblación, la distribución de recursos escasos, los cambios en las formas de consumir, el desarrollo sostenible y los nuevos modelos de producción, requieren de un nuevo compromiso de la sociedad en general, y de las Universidades en particular, para aportar a la solución de los mismos.

Las profesiones relacionadas con el desarrollo y/o gestión de tecnologías tienen el potencial de convertir conocimiento en progreso social y de contribuir a la prosperidad y al desarrollo sostenible; para que ese desarrollo sea llevado a cabo por profesionales competentes, emprendedores, preparados para formarse durante toda la vida y – fundamentalmente- comprometidos con el futuro, las Universidades deben asumir ciertos desafíos, entre los cuales creo importante destacar:

  •  La necesidad de establecer lazos de cooperación con Instituciones nacionales y del exterior - en el marco de la regionalización e internacionalización de la Educación Superior - como mecanismo para fomentar el trabajo colaborativo y en redes que permita que el conocimiento generado sea compartido y que favorezca el desarrollo sostenido y sustentable de las regiones a que pertenecen las instituciones intervinientes.
  •  En referencia a la investigación y transferencia, es necesario el trabajo conjunto, no sólo dentro del sistema científico (Universidades, Institutos, Centros), sino también con el Estado y el sector empresarial, a efectos de crear bases sólidas para la ciencia y la tecnología pertinentes, en el plano local y regional.
  •  En lo atinente al proceso formativo, existe coincidencia en la necesidad de garantizar el acceso a una formación superior que propenda a entregar a la sociedad profesionales emprendedores e innovadores.
  • Quienes nos dedicamos a la docencia, principalmente en los primeros años, sabemos que el sólo acceso no alcanza. Es necesario asegurar el éxito de quienes acceden sin resignar la calidad en la formación ofrecida. Es una realidad que en la Argentina el estado nacional ha invertido- e invierte fuertemente - en programas de apoyo a los estudiantes universitarios de carreras consideradas prioritarias.
  • Evidentemente son necesarias estrategias remediales, como lo son las tutorías, los seminarios de apoyo al ingresante, el dictado intensivo de asignaturas, la modificación de las estrategias de enseñanza, entre las más destacadas. Pero es necesario avanzar en el diseño de estrategias integrales conjuntas entre las Universidades y los sistemas de educación media y primaria, garantizando que quienes ingresen al nivel superior posean las competencias básicas requeridas para la continuidad de los estudios.
  •  La formación de profesionales emprendedores e innovadores sólo será posible si se articulan adecuadamente los tres ejes del sistema universitario: la docencia, la investigación y la extensión. No es suficiente un Plan de estudios para formar un profesional con todas las competencias requeridas, es necesario acompañarlo con oportunidades de trabajo interdisciplinario a través de proyectos de investigación o transferencia, desarrollo de proyectos de fin de carrera aplicados a escenarios reales, vinculación con incubadoras de empresas y/ o Unidades de Vinculación Tecnológica - que son las encargadas de promover el emprendedorismo - organización de Jornadas vinculadas con la profesión, espacios para debatir sobre las necesidades de la sociedad que los recibe y de la profesión que eligieron.
  •  Finalmente, aunque de igual importancia, la educación superior debe hacer honor a la responsabilidad social que le compete, formando profesionales con competencias sólidas para el mundo de hoy y para el futuro, contribuyendo además, a la formación de ciudadanos dotados de principios éticos, comprometidos con la construcción de la paz, la defensa de los derechos humanos y los valores de la democracia

Es decir que la Universidad no sólo debe generar espacios para reflexionar sobre estas y otras cuestiones, sino que debe asumir el desafío de trabajar en redes, con un criterio participativo y solidario entre las Instituciones de Educación Superior, sumando al Estado nacional, a las provincias y municipios, así como a las demás Instituciones, públicas y privadas, para aportar, cada uno desde su especificidad, al desarrollo de políticas públicas tendientes al progreso y prosperidad tanto local y regional, cuanto nacional.

Una Universidad que no planifica, no emprende, no innova, cuya comunidad no es capaz de resolver problemas mediante el debate de ideas, ni de aprender a combinar sus diferencias en aras de un proyecto común, no podrá formar profesionales emprendedores e innovadores que aporten a la construcción de una sociedad que hoy, más que nunca, reclama de sus líderes la gestión participativa y la paz como valores fundamentales.